sábado, 4 de julio de 2009

UNO MÁS UNO - (Parte 4 de 10)

Marta


Está visto que nunca aprenderé. Todavía sigo creyendo que el hombre que esporádicamente, o no tan esporádicamente, comparte mi cama, está dispuesto a acudir a mi llamada cuando más lo necesito. ¡Qué ingenuidad! El hecho de que yo desee su compañía no presupone, en absoluto, que el sentimiento deba ser recíproco.

Decididamente, Teo no ha estado cariñoso esta mañana. Pero, ¿cuándo lo está? En nuestra ausencia de contrato no existe ninguna cláusula que obligue a manifestar cariño; lo cual, también hay que tenerlo en cuenta, no significa que éste no exista.


Teóricamente, había llegado a un acuerdo conmigo misma. El amor en mí sería algo tangencial. Por supuesto se adentraría en mi vida siempre que se dieran circunstancias favorables, pero sin excesivas implicaciones. Claro que eso es pura teoría. Cuando aparece el macho ibérico (o de cualquier lugar, que yo en este campo -ni en otros- no soy xenófoba), las cosas cambian radicalmente.

¿Qué puedo concluir de mi relación con Teo? Tiene las comodidades de la independencia. Ninguno de los dos nos hemos planteado compartir piso, por ejemplo. Cada uno se mantiene en su propia esfera laboral, sin invadir la del otro. Cuando alguno de los dos no está precisamente de humor, inventamos excusas que nos mantengan alejados para que el disgusto de uno no interfiera en el estado anímico del otro. Eso sí, cuando disponemos de tiempo libre, tiempo que queremos compartir, entonces resulta glorioso. En la intimidad Teo se transforma, y yo abandono el cinismo que llevo como bandera para sortear los problemas que se cruzan en mi vida.

Con lo que yo no había contado es con esos momentos de nostalgia que arrecian de repente y sin saberse muy bien por qué.

No ha sido una buena idea llamar a Teo. Espero que esta tibia ducha consiga arrastrar la decepción que se ha pegado a mi cuerpo. Quizá la necesidad de Teo fuera producto de un día tan atípico como el de hoy, en el que la actividad no está siendo la nota sobresaliente. Todos estamos un poco cansados, y lo de ayer ha hecho demasiada mella en el equipo. El día libre que nos hemos tomado puede que consiga relajar los ánimos. Estoy segura de que así será. Mañana volveremos al rodaje como si tal cosa, con los mismos nervios de siempre y, por qué no decirlo, con la misma ilusión.

Evidentemente, Teo no tiene por qué compartir mi estado de ánimo. Pero ¿por qué será que un argumento tan racional no consigue consolarme?


CONTINUARÁ...



3 comentarios:

Patricia dijo...

Marta parece confundida, sera por el tipo de relacion que lleva con Teo, esto me huele a problemas...aguardo ansiosa lo que viene! ...escribes muy bien amiga! :-O
besos,

Anónimo dijo...

Me ha gustado lo que he leído, real como la vida misma.
Saludos
anamorgana

Perlita dijo...

¡Ese Teo!...
Me he perdido, Hadita. Esto de estar de niñera de mis nietos por los madriles,de "conferencianta" en las Amas de Casa de Alboraya y de paciente en el Endodoncista, también en Madrid, me tiene agotada, hija, así que he decidido, imprimir e imprimir, y cuando ya está completa esta aventura, la leeré de un tirón porque a salto de mata, no me vale y además, le estoy tomando manía al dichoso Teo. Pero está muy bien relatada...Mucho estilo..
¿Que de qué iba la conferencia? Pues de la importancia del palillo de dientes para algunos caballeros...
(Se rieron. sí...)

Beso gordo...