lunes, 16 de noviembre de 2009

Tres Casos en Particular: 2 - Helen Keller


Helen Keller


La historia de Helen Keller se hizo muy popular en nuestro país tras el estreno de la película que relata su vida y a la que en España se le dio el título de
El milagro de Anne Sullivan. Son muchos los factores que diferencian su caso de otros tratados en este libro, y uno muy importante, casi me atrevería decir que el principal, es que, a pesar de su aislamiento sensorial nunca estuvo abandonada por la sociedad; así ella misma cuenta, por ejemplo, cómo de niña se le enseñaban a realizar diferentes tareas domésticas como podía ser la de doblar la ropa, etc., y que participaba del cariño y de los juegos con los componentes de su familia y amigos. Por tanto, si bien su mundo tenía que ser muy peculiar, no sufrió esa separación que venimos observando en los demás casos.

Helen Keller nació en los Estados Unidos, concretamente en Alabama, el 27 de junio de 1880, pero casi dos años más tarde una enfermedad que hizo peligrar su vida le dejó importantísimas secuelas; paulatinamente fue perdiendo la vista y el oído (se supone que cuando contaba unos 5 años es cuando entró por completo en ese estado que le dio notoriedad). En los libros que escribió relatando sus vivencias cuenta cómo podía recordar tenuemente algunas imágenes. También alguna que otra media palabra quedó en su oído y su laringe, pero poco a poco el olvido hizo mella hasta que pudieron ser recuperadas con la ayuda de su profesora, Anne Sullivan.

En Helen el anhelo de comunicación era tan intenso que, a pesar de todas las limitaciones que tenía, nunca dejó de buscar todo tipo de medios que la ayudaran a expresarse; en ello sin duda tiene una importancia decisiva su integración en un medio social afectivo. Ya vemos que, en la mayoría de los casos tratados, es precisamente el afecto lo que más se resiente, y esto nos llevaría a una conclusión: el hombre no sólo es animal social por naturaleza, sino que esta naturaleza tiene que basarse en un amor compartido para que pueda desarrollarse hasta el máximo de sus posibilidades).

Tras los devastadores efectos de su enfermedad, podemos imaginar que una familia amorosa como la suya hizo lo posible por buscar una solución y, después de multitud de palabras que no ofrecían esperanza de recuperación para Helen, cayó en manos de su madre la lectura de un libro escrito por Charles Dickens, American Notes, en el que el escritor británico contaba los progresos de Laura Bridgman, una niña ciega y sorda como Hellen. Siguiendo esta pista, los Keller solicitaron una entrevista con Alexander Graham Bell, a quien hoy conocemos más por ser el inventor del teléfono y bastante menos por su contribución a la enseñanza de los sordos (su propia mujer era sorda). Aquel encuentro iba a resultar muy provechoso para la pequeña Helen pues fue Bell quien dirigió a sus padres hacia el director de la Institución Perkins, Michael Anagnos, quien a su vez envió a Anne Mansfield Sullivan a la residencia de los Keller para ser la profesora de la niña. Todo esto sucedía en 1807, y a partir de entonces la vida de Helen Keller cambió para siempre.

Además de todas las dificultades con las que se encontró Anne Sullivan, también hay que decir que halló una importante ayuda en ese deseo insaciable por comunicarse y por aprender que tenía la pequeña; un deseo que, a medida que pudo ir rasgando los velos que la tenían confinada en un mundo de silencio y de oscuridad, crecía más y más y a un mayor ritmo.

Con Helen se emplearon múltiples técnicas de comunicación, desde el uso de un sistema dactilográfico, hasta la lectura táctil de los labios, pasando por el braille; todo fue utilizado en su provecho, nada se descartó. En 1890 Mary Swift Lamson intentó incluso enseñar a hablar a Helen ante el gran deseo que manifestaba ella, pero esta aventura no parece que tuviera el éxito deseado. Parece ser que toda su vida Helen tuvo considerables problemas para hacerse entender con el don de la palabra hablada, así que tenía que valerse de traductores para dar las múltiples conferencias que la llevaron a lo largo de diferentes geografías.

Podemos conocer lo que pensaba antes de poseer un idioma que le abriera las ventanas al mundo, así como su evolución posterior, de propia mano por su autobiografía The Story of My Life ("La historia de mi vida"), o por lo que entresacamos de otros de sus libros como por ejemplo The World I Live In (El mundo en el que vivo) Si tenemos en cuenta que en demasiadas ocasiones se ha considerado a los niños salvajes como algo menos que humanos, ya que se suponía que seres sin lenguaje no podían utilizar el pensamiento, las informaciones que aporta Helen Keller en sentido contrario son altamente valiosas.


Sin embargo los grandes logros de Helen fueron empañados a raíz de un malentendido. Como hemos dicho, Helen parecía incansable a la hora de progresar en todo lo que le permitiera comunicarse y así un día escribió un relato al que tituló
The Frost King. Una vez publicado, fue acusada de plagio. Desgraciadamente así somos los humanos, parece que en lo único que estamos dispuestos a fijarnos es en los errores mucho más que en los éxitos y así a punto estuvo de desplomarse la carrera ascendente de Helen Keller. Tras las indagaciones realizadas, se consideró que era muy probable que en sus primeros años de instrucción Helen hubiera leído esa historia y que ésta hubiera quedado en algún lugar de su memoria hasta que un día resurgió y la creyó propia. Hubo muchos que vieron en esto mala intención por su parte, en vez de pararse a considerar como normal el que ni siquiera ella hubiera sido consciente de la aparente copia.

Debió de ser un acontecimiento muy triste para ella y que incluso pudo haberle infundido temor (no olvidemos que pertenecía a un mundo propio y que quienes la acusaban estaban en otro mundo que contaba con armas muy distintas a las que ella podía utilizar; el cruel aislamiento otra vez). Puede decirse que perdió seguridad en su propia mente; por ejemplo, cuando nos relata en la historia de su vida los recuerdos de cómo veía antes de la enfermedad se pregunta si será verdad que lo recuerda o si más bien serán ensoñaciones basadas en lo aprendido mucho más tarde.


4 comentarios:

Myriam dijo...

Bueno, te he dejado el comentario anterior, como corresponde, en el inicio y aquí te comento, que, siempre me ha impresionado como Hlene Keller logró vencer todos los obstáculos. ¡Cuánta fuerza! ¡Cuánta voluntad! ¡Qué jemplo!

También es encomiable el hecho de que su familia no bajara los brazos y tratara siempre de buscar quien la ayudara. También Sullivan y demás, dieron lo mejor de si para lograr resultados positivos. Creo que fué una lavor de equipo y por eso tuvo éxito.

Besos

María Fernanda Buhigas Patiño dijo...

MYR,

Tienes mucha razón; el esfuerz y la capacidad de ella son realmente increibles; pero el de quienes la rodearon no fue menos. Es una historia hermosa y edificante. El problema a veces es lo que sugiero en el resto del libro, que ante casos realmente difíciles, el ser humano (y los investigadores y científicos no son distintos) tiende a buscar personajes de la talla de Helen Keller, y olvidan que esos son regalos estimulantes, pero la mayoría de los niños con tan enormes limitaciones, no suelen dar sorpresas tan agradables, y quienes pusieron interés en ellos, al ver frustrados sus deseos de éxito total, suelen caer en la desidia y abandonan a aquellos sujetos que merecieron sus estudios. Muy triste, ¿verdad?

Muchos besos y gracias por pasar a leer estos trabajos

La Gata Coqueta dijo...

Te digo querida Hadita...

Me he quedado leyendote este temario que hoy nos has dejado expuesto, tan bien tratado y con tanta dulzura que has conseguido que me salieran las lagrimas.

Ya he visto la películas dos veces y realmente me impresionó.

Ya no por ella sino también por la profesora que puso todo su empeño en ayudarla y a la vista estuvo a través de los años lo conseguido.

Te aplaudo por esta entrada, porque siempre hay rasgos que no se saben y nunca es tarde para percatarse de ellos.

Un abrazo de corazón y con el corazón. Un saludo para Pepe.

Marí.

María Fernanda Buhigas Patiño dijo...

GATITA COQUETUELA,

Gracias por ese saludo para Pepe que ya luego se lo doy. Y gracias por detenerte a leer esta entrada. Vi diferentes versiones de Helen Keller; luego, recuerdo visitar la biblioteca de los Estados Unidos en España y llevarme prestado el libro de su vida en inglés: fue una maravillosa experiencia para mí; me motivaba tanto que podía aprender el idioma disfrutando muchísimo con la profunidad de las experiencia que contaba la propia Helen; lo recomiendo vivamente.

Muchos besos, mi quería María del Carmen